domingo, 13 de mayo de 2007

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Los políticos, blanco de ataques

Las agresiones se volvieron recurrentes desde la crisis de 2001

Fue el episodio más grave, pero no el único. Además de la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, otros políticos y funcionarios argentinos ya han sorteado incidentes y sufrido agresiones en momentos de crisis. Incluso en el propio gobierno del presidente Néstor Kirchner.

Aníbal Fernández es un ejemplo. El ministro del Interior ha tenido cruces verbales en varias protestas, y en 2005 sufrió el hostigamiento más grave, en Río Grande: unos 300 manifestantes rodearon una posada donde cenaba, lo insultaron y hasta golpearon a su comitiva. En ese momento, Tierra de Fuego atravesaba una crisis institucional tan grave como la actual de Santa Cruz.

"A mí, las patotas no me van a correr de ningún lugar", respondió Fernández luego de los incidentes, que relacionó con la situación "interna política" provincial.

Pocos meses antes, otro político había sido hostigado: el entonces candidato a senador Ricardo López Murphy. Unos 100 piqueteros intentaron ingresar en el Club Español, donde presentaba un libro. López Murphy tuvo que pedir prestada una camioneta con vidrios polarizados y resguardarse en un garaje. El líder de Recrear acusó al Gobierno de "violentar la campaña".

Pero la mayoría de los ataques a políticos de los últimos tiempos sucedió poco después del estallido de 2001. En aquel momento, ante el peligro de ser blanco de la violencia, muchos dirigentes reforzaron medidas de seguridad.

En febrero de 2002, el senador Eduardo Menem se agarró a trompadas en un avión. "¡Qué olor a mierda!", le dijo un pasajero en un vuelo. "¿Qué te pasa, nene?", reaccionó Menem, y le pegó una trompada. La tripulación tuvo que separarlos.

Una semana antes, el ex presidente Raúl Alfonsín había enfrentado a manifestantes en plena calle. Le gritaron "¡ladrón!" y el radical bajó de su auto y respondió a los golpes. A esa altura, ya habían ocurrido otros episodios graves, como las zancadillas al ex ministro de Economía Roberto Alemann, las escupidas al cavallista Horacio Liendo y las trompadas al ex embajador menemista Jorge Asís.

Pero una agresión muy recordada, quizá por haber ocurrido frente a las cámaras, fue la del 30 de mayo de 2002. "¿Cómo lo ves a Duhalde?", preguntó un cronista. "Devaluado", bromeó el entrevistado, antes de ser interrumpido por un cachetazo enfurecido. El agredido fue Fernando de la Rúa, el hijo del Presidente que había caído hacía seis meses. Después de eso, no quiso salir a la calle. Quizás hoy Alicia Kirchner piense lo mismo.


LANACION.com

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