sábado, 12 de mayo de 2007

333

El frenético día de los emisarios K

Tanto Zannini como Alicia, la hermana del Presidente, coordinaron la sucesión

RIO GALLEGOS (De una enviada especial).- A las 9.50, en una mañana fría pero soleada, Carlos Zannini caminaba por la avenida Roca, la más transitada de esta ciudad, a metros del campamento docente. Un festín se hubiesen hecho los manifestantes que tanto disfrutan por estos días de escrachar políticos de haberlo visto. Pero el hombre pasó inadvertido. Llevaba una campera de cuero marrón y pantalón de vestir. Las manos en los bolsillos parecían mostrar tranquilidad.

Dos mujeres paradas en una esquina se codeaban y susurraban: "¿Ese no es Zannini?" Sí, era. Caminó cuatro cuadras, desde su casa hasta la gobernación. Después LA NACION lo encontró a pocos metros de allí, en el Departamento de Policía, cuando salía del despacho de Wilfredo Roque. Este fue tiempo después confirmado oficialmente como jefe de policía.


Nueve horas después la historia para Zannini sería otra. Cuando salió del acto de jura de las dos nuevas autoridades de la provincia, los miles de manifestantes concentrados en los alrededores de la gobernación no le dieron tregua.


Los tres días del enviado del Presidente a esta provincia fueron un cúmulo de reuniones. Llegó en la madrugada del miércoles con Daniel Peralta, el ahora nuevo gobernador. Esa mañana pasó el día en la Legislatura, esgrimiendo la ingeniería legal que le permitió a Peralta llegar al poder. Se reunió con los diputados del Frente para la Victoria para coordinar la sesión. Después se fue a la Casa de Gobierno. Allí se movía como el pez en el agua. Es santacruceño y fue diputado y presidente de bloque durante los años de Kirchner como gobernador. Después renunció para ser el presidente del Superior Tribunal de Justicia provincial. Saludaba a todos los empleados y les comentaba que hacía tiempo que no los veía. Anoche mismo regresó a Buenos Aires. Su tarea de negociador había concluido.


Alicia Kirchner fue la otra enviada del Presidente. La candidata llegó anteanoche. Apenas se la vio al salir y entrar de su casa por la mañana, acompañada de una de sus hijas. Se movía en una camioneta gris oscura que no tenía vidrios polarizados.


Participó del acto de asunción de Peralta sin mucho protagonismo. Se retiró por una puerta lateral, para evitar escuchar los reclamos. Igual le llegaron. La bronca en la carpa docente era tal que alguna rubia que pasó por delante recibió insultos: la habían confundido con la hermana del Presidente.


La calle se mostraba ayer escéptica. "Todo esto es un circo que armaron. Es más de lo mismo", se quejaba Martha Groppa, una empleada estatal en huelga. Con recibo de sueldo en mano, mostraba su salario básico: 59,48 pesos.


Silvia González, debajo de un poncho colorado como abrigo, prefería el optimismo. "Tenemos esperanza de que haya un cambio y que se solucione pronto el problema", decía esta profesora de geografía de la escuela EGB 46. La mujer reconoció que siempre lo votó a Kirchner, tanto para la gobernación como para la presidencia. "Nunca más", confiesa hoy.


Pedro García es el médico que asistió a los heridos tras la represión. Trabaja con María Cristina, la otra hermana de Kirchner que vive aquí. Es farmacéutica y forma parte del personal del hospital regional, por estas horas de paro total. "Nunca molestamos a nadie, trabajamos con ella sin problemas. Es mentira que quisimos hacer daño a la familia", se defiende.


En los bares la gente se junta y habla. De Peralta, de los docentes, de los estatales. Rita, de 37 años, y con dos hijos, no participa de las movilizaciones. "Yo quiero que mis hijos vuelvan a clases", reclama.

LANACION.com

No hay comentarios.: