viernes, 11 de mayo de 2007

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Santa Cruz: El nuevo Frente para la Victoria se apresta a respaldar a Daniel Peralta

Ya es hora de evaluar en su justa medida la crisis institucional en Santa Cruz. No comenzó hoy ni ayer ni hace 4 semanas. De lo contrario no podría explicarse que 10.000 personas salgan a la calle en varias ocasiones recientes. Aquí van algunos apuntes imprescindibles que elaboró la revista EDICIÓN i en su nota de tapa "El nuevo Frente para la Victoria" (con foto de gendarmes).

Las tropas de Gendarmería estrechan filas para la represión en Río Gallegos

CIUDAD DE BUENOS AIRES (EDICIÓN i). La crisis en Santa Cruz no comenzó con el conflicto de los trabajadores docentes afiliados a Adosac (Asociación Docentes de Santa Cruz). Y nunca se circunscribió a un sindicato en particular. Quien realice alguna evaluación a partir de la larga huelga docente del año 2007 no podrá comprender las circunstancias prevalecientes en la provincia que Néstor Kirchner gobernó durante 12 años -luego de gestionar la intendencia de la capital provincial durante cuatro años más-, y donde nació el Frente para la Victoria Santacruceña que gobierna Santa Cruz y las principales localidades, excepto Río Gallegos, además de controlar el Legislativo, el Judicial, las entidades intermedias y varias de las empresas privadas más importantes.

La crisis en Santa Cruz explotó en enero del año 2002 y fue reprimida con violencia por los grupos de militantes pagos del Frente para la Victoria que en Río Gallegos controla el ciudadano chileno que luego de haber sido el chofer de Néstor Carlos Kirchner es el mayor empresario de medios de comunicación de la región: Rudy Fernando Ulloa Igor.

Las circunstancias de aquella represión -que no llegó a los medios de comunicación nacionales- y de una crisis nacional que convocó a postergar reclamos en nombre de la emergencia, postergó la exteriorización masiva del reclamo.

Sin embargo, en enero de 2003, cuando Kirchner fue elegido Presidente de la Nación gracias al voto bonaerense que le aseguró Eduardo Duhalde -y supo dilapidar un ya obsoleto Carlos Menem-, el Frente para la Victoria perdió la intendencia municipal de Río Gallegos, la principal localidad santacruceña, que pasó a control de la UCR, una fuerza política en declinación en la Nación, con excepción de algunos bastiones tradicionales.

Néstor Kirchner despreció ambos datos que le informó la realidad: las movilizaciones de 2002 -que sin duda se reprimió por precisas instrucciones suyas- y la derrota electoral de 2003. Por el contrario, Kirchner subestimó a Santa Cruz y se dedicó a desarrollar su proyecto nacional, ignorando una de las premisas básicas de todo dirigente justicialista: preservar el territorio propio.

En el año 2007, cuando Kirchner aspira a una reelección presidencial del Frente para la Victoria, el dato es que la fuerza política ha perdido el control de Santa Cruz, su territorio, devaluando el discurso de Kirchner, su liderazgo y sus aspiraciones.

Pero, ¿qué fue lo que se expresó en aquel conflicto de diciembre de 2001 y enero de 2002?

No fue una situación equivalente a la que se expresó en la Ciudad de Buenos Aires (ahorristas disconformes con la apropiación indebida de sus depósitos bancarios) ni en el Gran Buenos Aires (clientelismo movilizado por los intendentes municipales ‘duhaldistas’ preocupados porque la liquidez del Estado provincial era afectada por la pérdida de paridad de los patacones y por la falta de financiamiento vía Banco de la Provincia de Buenos Aires, que se encontraba casi sin poder abrir al público).

Sin embargo, en Santa Cruz la crisis fue provocada por empleados públicos que ganaron las calles que reclamaban una liquidación incorrecta de su medio aguinaldo anual y otras acreencias.

Desde entonces a la fecha podría afirmarse que el conflicto en Santa Cruz tiene tres vertientes:

> Enojo popular por el abuso de poder físico de parte de los funcionarios del Frente para la Victoria;

> Indignación por lo que interpretan es un enriquecimiento ilícito con fondos públicos; y

> Hartazgo de la exigencia de aceptación del clientelismo como condición previa esencial para la asignación de cualquier beneficio de parte del Estado.


CONTROL REMOTO

Durante el resto de 2002 y 2003 Néstor Kirchner, aún gobernador santacruceño, se ausentó de la provincia.

Organizó La Corriente, una línea interna del Partido Justicialista que amenazó con convertir en partido político en los días cuando negoció un frente con Elisa Carrió, que no prosperó en diciembre de 2002.

A partir de febrero de 2003 inició un acercamiento a Eduardo Duhalde a través del hoy senador nacional José Pampuro, por entonces secretario general de la Presidencia. Kirchner se desentendió de Santa Cruz, cuya gestión delegó en Héctor Icazuriaga, hoy secretario de Inteligencia de Estado. Icazuriaga era incapaz de resolver las cuestiones de fondo y se limitó a una tarea de gestión del día-a-día, mantenimiento que llegara hasta el próximo gobernador.

Kirchner creyó en la metodología del ‘control remoto’: los problemas de Santa Cruz se resolvían por telecomando: a unos se los compraba con prebendas y favores, a otros se los amenazaba con la fuerza parapolicial de Ulloa.

Para sucederlo al frente de la Gobernación, Kirchner eligió al entonces diputado nacional Sergio Edgardo Acevedo, quien tenía buena imagen positiva en Santa Cruz. Pero Kirchner lo eligió porque lo consideró bastante conocedor de la administración pública (había sido intendente municipal de Pico Truncaco) y relativamente sumiso pero, por las dudas, ubicó a su lado a Carlos Sancho, un delegado de Rudy Ulloa, incompetente pero genuflexo.

Acevedo no provenía del Frente para la Victoria sino de la línea interna que había liderado el ex diputado nacional Rafael Flores, ex compañero universitario de Kirchner, luego enfrentado a él, y que terminó en el Frepaso antes de abandonar la política.

En cambio Sancho era uno de los ‘kirchneristas’ que se atrincheran en el Barrio Nuestra Señor del Carmen, el feudo de Rudy Ulloa.

Pero así como el Frente para la Victoria perdió en Río Gallegos, Acevedo ganó en Santa Cruz con el 70% de los votos. Es obvio que abundó el corte de boleta y esto debería haber logrado una revalorización de Acevedo ante Kirchner, pero el Presidente decidió desconocer el dato. Lo ‘ninguneó’ como era habitual ante un silencio de Acevedo que solamente alentó falsos rumores sobre su sexualidad.

Acevedo comprendió que le esperaban días muy complicados y quería comenzar modificando el discurso. Para ello era imprescindible repatriar el dinero de Santa Cruz en el exterior, foco de todas las denuncias de la oposición política durante el año 2003. Kirchner se negó. Acevedo, más vinculado a Cristina Fernández de Kirchner, discutió con Néstor Kirchner. Durante un almuerzo en la carbonífera Río Turbio llegó a confesarle a algunos allegados que, en esas condiciones, no asumiría en la Gobernación. Pero cedió a la presión y asumió.

Luego otra vez comenzaron los problemas porque Kirchner exigía que se le consultara todo, impartía instrucciones aún en cuestiones nimias, conversaba en privado más con Rudy Ulloa que con Acevedo, y éste no aceptaba que le ordenaran un sobregasto público y gestión discrecional de las licitaciones y concesiones para privilegiar a empresas privadas.

A nadie le sorprendió la renuncia de Acevedo a la Gobernación santacruceña. En verdad, fue imprevista la demora en presentar la renuncia, la humillación cotidiana que aceptó soportar y que, inevitablemente, deterioró su propia credibilidad y su futuro político.

Kirchner seguía creyendo en que el ‘control remoto’ era una herramienta eficaz para Santa Cruz, y por eso decidió que Sancho reemplazara a Acevedo.


CRISIS 2005

Néstor Kirchner tenía grandes proyectos para el año 2005: tomar por asalto Provincia de Buenos Aires a través de la candidatura a senadora nacional de Cristina de Kirchner. Envió mensajes a Eduardo Duhalde para que depusiera sus armas sin combatir pero terminó ocurriendo la competencia entre Cristina e Hilda González de Duhalde, para ajustar cuentas luego del bochorno en el Congreso Nacional Justicialista del año 2004.

Duhalde no presentó una batalla feroz. Lo suyo apenas fue formal y muchos colaboradores lo percibieron, por lo que aceleraron sus negociaciones para incorporarse al Frente para la Victoria.

Alicia Margarita Kirchner y Julio De Vido estaban dedicados a apuntalar la penetración bonaerense del Frente para la Victoria y Santa Cruz quedó fuera del radar.

Ocurrieron varios conflictos de los trabajadores de la salud, también el planteo de los trabajadores petroleros por el descuento en sus haberes del Impuesto a las Ganancias por la 4tta. Categoría. Después ocurrió el planteo de los efectivos de la Policía santacruceña, que no fue solamente una cuestión salarial sino que entre las reivindicaciones se mencionaba la provisión de equipamiento e inclusive una mayor profesionalización de la conducción.

Kirchner recién se preocupó cuando se dirigió a Río Gallegos para sufragar y le advirtieron que, probablemente, no podría votar porque las urnas no se podían distribuir con la Policía cruzada de brazos. Entonces le exigió a Julio De Vido que negociara, repuso al jefe provincial de su confianza, el pigmeo comisario general Wilfredo Roque, a quien le permitió que, a la vez, continuara al frente de la delegación de la Secretaría de Inteligencia de Estado.

Es decir que volvió a prevalecer el concepto del ‘control remoto’ sin reparar el repudio que esto provocaba en la población santacruceña por el desdén implícito.

La Policía levantó su huelga, Kirchner pudo votar, Cristina ganó en territorio bonaerense, Duhalde estaba derrotado y el Presidente decidió que la coyuntura volvía a sonreírle. O sea que en Santa Cruz todo podía continuar igual. Gravísimo error porque hacia fin de año los petroleros estaban nuevamente cortando rutas nacionales y provinciales. Kirchner no intervino hasta que, en febrero de 2006, fue asesinado durante una resuelva popular en Las Heras, el oficial policial Jorge Sayago (asesinato nunca resuelto, cabe destacar).

Fue entonces cuando Acevedo renunció, en marzo de 2006, pero no por el asesinato de Sayago sino porque no quiso aprobar cierta adjudicación de obra pública, según las versiones más confiables que circularon en Río Gallegos.

Para que ayudaran a Sancho a gobernar, Kirchner envió a Daniel Varizat y Juan Bontempo, además de ubicar al frente del Legislativo a Judith Forstmann, lo que obligó a quien había sido elegido presidente provisional del Legislativo unicameral, a renunciar una semana después de su vibrante discurso de aceptación.

Otra vez el ‘control remoto’ para resolver las cuestiones santacruceñas.

Kirchner no reparó en que había instalado una impericia superlativa al frente de Santa Cruz y que la discrecionalidad por sobre el diálogo tendría consecuencias. Durante el año 2006 abundaron los conflictos breves, esporádicos pero permanentes en diferentes áreas del Estado provincial y en los municipios.

La lógica de Kirchner fue otra: si la Nación envía recursos financieros enormes a Santa Cruz y construye obra pública, los santacruceños deben agradecer a Kirchner y rogar que éste permanezca en la Nación.

La lógica de los santacruceños es diferente: si la Nación envía cada vez más recursos financieros a Santa Cruz para que se los queden Lázaro Báez y otros amigos del Presidente, desconociéndose la necesidad de un ‘derrame’, ¿a quién le importa que Kirchner permanezca en la Nación?


LA EXPLOSIÓN 2007

En enero de 2007 ya era evidente que habría un conflicto docente al comenzar el año lectivo. La decisión de la Gobernación era desconocer los reclamos docentes y no dialogar. Luego comenzó a recordarse que existía una legislación que impedía las paritarias en el sector público santacruceño. Había que sentarse a esperar que llegara marzo para verificar el cumplimiento de la profecía.

Otro dato que el Presidente no tuvo en cuenta fue que los escarches a su residencia privada en Río Gallegos y el intento de entregarle un petitorio estando él dentro de la vivienda, no fueron acontecimientos provocados por Adosac sino por ATE (Asociación de Trabajadores del Estado). Por lo tanto, era obvio que el conflicto de Adosac tendría, por lo menos, el apoyo de ATE.

Kirchner consideró que no respondiendo a los docentes, ellos se someterían ante el silencio y los descuentos por días no trabajados. Kirchner apostó a que el largo feriado de Semana Santa provocaría la reflexión que regresaría a clases a los docentes. Kirchner se equivocó por completo, una y otra vez.

Los acontecimientos en Neuquen, el previsible apoyo de otros sindicatos santacruceños al conflicto de Adosac, la adhesión de padres y alumnos, la simpatía del clero católico para con los manifestantes, la incapacidad de movilización del Frente para la Victoria para neutralizar a los manifestantes opositores, la falta de una negociación política de parte de las autoridades, todo fue sumando a un escenario que incorporó el más garrafal error político de Kirchner: la incomprensión de que Santa Cruz en ebullición deteriora el presente y futuro de Kirchner frente a gobernadores, rivales y enemigos suyos.

Kirchner llegó a evaluar despedir a Sancho pero Daniel Peralta, el elegido, prefirió no aceptar la insinuación porque le negaron el ‘manos libres’ que solicitó. Entonces prevaleció la idea de una represión, no ilegal como la de enero de 2002 sino legal porque para eso existe la Gendarmería Nacional y los grupos especiales de la Policía local. Pero el conflicto no cesa, ganó repercusión nacional e hirió a Kirchner al punto que su hermana Alicia Margarita, segura candidata a gobernadora 2007 aún no pudo presentar su candidatura y hay versiones de que eso no sucederá ante el temor de que un Kirchner sea derrotado en las urnas.

El empresario Rudy Ulloa tuvo que acostumbrarse al ‘escrache’ cotidiano de sus locales.

Los integrantes del gabinete provincial y otros líderes del Frente para la Victoria comenzaron a huir de cualquier exposición público ante el temor al repudio popular.

El Presidente lleva casi tres meses sin poder llegar a Río Gallegos y hasta se especula con un cambio de su domicilio electoral por las consecuencias que puede tener el día de la votación su presencia en su ciudad natal.

Primero se levantó una Carpa de los docentes en la calle principal, pero luego se la mudó frente a la Casa de Gobierno provincial, ‘la Rosadita’.


NOVEDADES

El martes 8 y miércoles 9 de mayo de 2007 la represión fue mayor porque la preocupación creció en la Casa Rosada. Había fracasado el estúpido intento de fraguar un atentado contra una abandonada residencia de Kirchner en Río Gallegos, y entonces se insistió con las amenazas a la madre octogenaria de Kirchner. En verdad, el Presidente, a través del ministro del Interior, Aníbal Fernández, buscaba cómo fundamentar la represión que le había reprochado a Jorge Sobisch en Neuquen.

Kirchner se sorprende que el conflicto en Santa Cruz se exponga en la TV nacional, lo que demuestra una grave falta de comprensión de los medios de comunicación de masas en el siglo 21.

Graves sucesos graves se multiplicaron en Gallegos y el Gobierno lució acéfalo mientras Aníbal Fernández negaba la posibilidad de una intervención federal de Santa Cruz “porque es un problema salarial y la democracia tiene previsto la convención colectiva de trabajo como el mecanismo idóneo”.

La falta de administración de crisis provocó caos. Marcha sobre marcha: una, el 8, terminó en los jardines de la residencia de Kirchner provocando una represión de los gendarmes; luego otra marcha, el 9, para repudiar los hechos ocurridos el día anterior; se ensayó un Cabildo Abierto y se consideró, en forma espontánea, como única autoridad al obispo salesiano Juan Carlos Romanín.

Si bien en las manifestaciones llegaron a desfilar más de 10.000 personas en Gallegos, el temor a la violencia hizo bajar a 5.000 manifestantes en el centro de la ciudad, pero de todos modos es una multitud en una localidad de 100.000 personas y cuyo ‘dowtown’ tiene cuatro cuadras. Allí se leyeron sus mensajes los principales representantes gremiales, que exigieron la renuncia de Carlos Sancho y de su gabinete, y hasta una solicitud de juicio político de parte del Colegio Público de Abogados local.

En vez de apelar a la política, el ministro Julio De Vido comenzó a planificar solicitades de repudio a los huelguistas, que deberían pagar contratistas públicos amigos. Enojo sobre enojo en Santa Cruz porque sigue la tendencia hacia el ‘control remoto’ e ignorar los planteos de cambio en la sociedad provincial y en sus mecanismos de relacionamiento con el poder.


LA LARGA CUERDA

El Gobierno Nacional sigue equivocando el rumbo en su manejo del conflicto gremial con los docentes de Santa Cruz porque desconoce que hoy no es ya un conflicto gremial de los docentes sino que está mutando peligrosamente a un discusión generalizada sobre cómo funciona Santa Cruz.

Pero, mientras sólo fue un conflicto gremial de los docentes, el Presidente intentó imponer el silencio como respuesta.

En la madrugada del martes 8 se conoció la noticia de que durante un ‘escrache’ realizado por un grupo de cerca de 500 manifestantes a la casa del presidente

Kirchner, ellos forzaron el cerco de Gendarmería solo para pisar el césped presidencial, acto simbólico pero que no debería haber tenido mayores consecuencias. Sin embargo, ocurrieron incidentes, y quedaron cuatro heridos.

Los heridos por los golpes por las fuerzas de seguridad fueron:

> Ernesto Velázquez, titular de la seccional Río Gallegos del sindicato de docentes Adosac; quien recibió golpes en la cabeza;

> el profesor Jorge Murúa;

> una docente que sufrió heridas en las piernas, cuya identidad no se informó (ante el temor a sanciones contra ella).


> el fotógrafo Juan Bolaños, enviado del periódico dominical ‘Perfil’, quien recibió varios golpes.

La reacción del ministro Aníbal Fernández fue acusar a los dirigentes porque “se autohieren para dar lástima”.

Fernández dijo que las fuerzas de seguridad a su mando (Gendarmería) “tienen desde hace cuatro años una conducta que no ha variado, ni variará y que es la de respetar” y añadió que “fue un invento de los tantos que se hacen en caso de estas características” con el propósito de “crear más confusión”.

Fernández provocó la indignación necesaria para organizar nuevas manifestaciones.

Pero en la actitud de Fernández se reflejó la estrategia de Kirchner hasta ahora: negar sistemáticamente todos los episodios ocurridos en la provincia de Santa Cruz.

La línea es muy delgada: si de los incidentes de la noche del martes hubieran derivado en un herido internado en terapia intensiva, la comparación con los actos represivos de la policía neuquina que terminaron en la muerte del maestro Carlos Fuentealba, hubieran sido inevitables y con un costo político elevado para Kirchner. Su Administración juega en el borde del abismo.


¿NEGOCIACIÓN?

La premisa básica para que exista una ‘negociación’ es que, cada una de las partes, ceda en algo. No es posible una ‘negociación’ cuando nadie quiere ceder algo.

En Río Gallegos es evidente que no existe una voluntad de negociar para resolver el conflicto. La propuesta de incorporar $50 pesos al básico de $161 –única propuesta gubernamental- fue presentada para provocar el rechazo de los docentes de Adosac.


En la primera reunión, el lunes 30 de abril, en el Ministerio de Trabajo de la Nación (¿por qué no pudo hacerse en el Trabajo de Santa Cruz?), con Daniel Filmus y Carlos Tomada presentes, el Gobierno santacruceño, representado por el ministro de Economía, Juan Bontempo, y la presidenta del Consejo de Educación, Silvia Esteban, propuso un aumento del salario básico de $ 50, lo que elevaba el básico a $211.

Pedro Muñoz, de Adosac, calificó la propuesta de “burla” y opinó que era un “cachetazo” para los maestros.

Ese día el ministro Filmus –probablemente porque también es candidato a Jefe de Gobierno porteño y se lo acusa de haber promovido el conflicto con su anuncio sobre ajuste del salario básico docente- reconoció la necesidad de subir la propuesta.

A lo largo de la semana siguiente se siguieron reuniendo las partes.

Pero la oferta del gobierno santacruceño casi no cambió: insistió en sumar los $ 50 al básico y agregó $ 100 bonificables que, según Bontempo, implicaban una mejora por zona, título y antigüedad.

Desde el inicio del conflicto los docentes solicitaron un reordenamiento de la liquidación salarial por la cantidad de ítems que no cuentan a la hora de la jubilación o la búsqueda de otros beneficios.

El lunes 7 de mayo volvió a fracasar la reunión en el Ministerio de Trabajo en la Ciudad de Buenos Aires. ¿Por qué? Porque el gobierno de Santa Cruz repitió la oferta que ya había sido rechazada el viernes anterior.

Luego, el Gobierno Nacional dictó la conciliación obligatoria. Probablemente la convocatoria al diálogo sólo fue concebida para justificar la conciliación obligatoria.

Pero existe un pequeño problema: el Gobierno Nacional ya se había declarado incompetente en el conflicto.

Es más, en las negociaciones que se llevaron a cabo en el Ministerio de Trabajo, Carlos Tomada actuó exclusivamente como mediador.

El abogado del gremio Adosac, Javier Pérez Gallart, le explicó a la agencia OPI Santa Cruz que someterían la conciliación obligatoria a un análisis jurídico.

Según Pérez Gallart, existen ciertos parámetros de incompetencia: la cédula fue emitida por un organismo nacional que se había declarado incompetente en su oportunidad y actúa sobre empleados públicos de la provincia (no nacionales).

Luego, él señaló que la aceptación o no de la medida depende de la decisión que tomarán las asambleas que llevarán un mandato al Congreso provincial el cual aún no tiene fecha de realización (la asamblea en Gallegos rechazó la conciliación obligatoria).


Otro dato: la conciliación fue dictada por 15 días hábiles, prorrogable por otro 5 días más. ¿Qué significa esto? Que el Gobierno Nacional pretendió congelar el conflicto hasta después del 3 de junio, fecha de las elecciones porteñas en las que compite Filmus.


EL FUTURO

Todo demuestra que Néstor Kirchner no admite otro resultado que la capitulación absoluta del gremio docente santacruceño.

Lo demuestran las palabras de Aníbal Fernández, y de los funcionarios provinciales obsecuentes.

Lo demuestran las bombas molotov que siguen explotando en los locales de sindicatos y partidos opositores.

Lo demuestra la Gendarmería ya en acción represiva.

Kirchner no está dispuesto a negociar. Pero,¿cuáles son las razones que lo llevan a extender en el tiempo un conflicto que lo erosiona, que le trae costos a nivel nacional, lo expone a papelones como el del supuesto ‘atentado’, y además conlleva el riesgo real de terminar con alguna muerte violenta?

Es probable que nadie lo sepa, más que él mismo.

Quizás tenga que ver con su historia personal. Él nunca fue derrotado por ningún otro santacruceño.

Desde aquel primer conflicto que se le presentó en el año 1987 cuando asumió la intendencia de Río Gallegos y en lugar de negociar con los municipales en huelga los enfrentó con un grupo de choque organizado por Rudy Ulloa, Néstor Kirchner ha salido victorioso de todas las pujas con sectores sociales que le ha tocado enfrentar.

Y siempre con el mismo método: la presión, la intransigencia y la conciencia de saberse más fuerte.

Sin embargo, hay indicios que permiten sospechar que esta vez es diferente, que el Frente para la Victoria ha perdido gran parte de sus votantes. Ni siquiera el apellido Kirchner portado por Alicia en la boleta podría salvarlos de una derrota

Pregunta: ¿Ninguno de los asesores/hombres de confianza/empleados de Néstor Kirchner se ha animado a advertirle que la prolongación de este conflicto pone en riesgo el éxito electoral de Frente para la Victoria en octubre?

¿Nadie le ha dicho “Néstor, si no solucionamos esto perdemos la provincia”?

¿Nadie le ha llevado una encuesta que le grafique la pérdida de imagen, el descenso de la intención de voto?

Evidentemente no.

Nadie se anima. Todos prefieren acatar y seguir en los medios denunciando “atentados”, ignorando las evidencias.


El Presidente se dirige al abismo, cegado por su propia furia.

Hasta ahora, él ha suspendido el lanzamiento de la campaña electoral “Alicia Gobernadora”, que hace dos meses era un hecho casi tangible.


Según reveló el periodista santacruceño Juan Cruz Sanz en su blog personal, en el boletín oficial de la Provincia de Santa Cruz del 22 de febrero de 2007, se ordenó el pago de $9.000 a Carlos Germano, sin especificar el concepto del pago.

Sin embargo el consultor político Germano, ex socio de Jorge Giacobbe, dice en su página web en la sección “Nuestros Clientes”, que él es “Coordinador de campaña de Alicia Kirchner”.

Si el Frente para la Victoria no presenta a la hermana presidencial para evitar el bochorno, alguien deberá ir en la boleta para cumplir con la inmolación.

Unos especularon con Daniel Peralta, a quien Rudy Ulloa había desestimado en su diario ‘El Periódico Austral’ precisamente porque se venía Alicia Kirchner.

“Peralta aceptaría con la condición que le dejen las manos libres, y eso no va a pasar”, se afirma.

Faltan apenas seis meses, poco más de 160 días, para el 28 de octubre. El Presidente debe resolver el conflicto ya y utilizar cada minuto disponible para remontar una campaña electoral que hoy aparece perdida en su provincia. Ya se sabe quién es el peor ciego: el que no quiere ver.

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