domingo, 20 de mayo de 2007

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SANTA CRUZ EN LLAMAS

RUDY ULLOA, EL GRAN PERDEDOR


RUDY Y MAXIMO KIRCHNER EN FOTO DE NOTICIAS

Por Ignacio Fidanza

El fascinante Kaiser Soze de Kevin Spacey, que todo lo controlaba desde un oscuro segundo plano, tiene en estas alejadas tierras un emulo menos brillante en el ex chofer presidencial devenido en empresario multimedia, Rudy Ulloa Igor.

Este personaje, con nombre de malo de las estepas asiáticas, ha resultado sin embargo mucho menos eficaz a la hora de administrar el poder que el temible Tamerlan que supo reconquistar el Imperio Mongol.

Para entender el drama que culminó en el sacrificio del torpe Carlos Sancho, hay que remontarse a los orígenes de las dos grandes líneas del kirchnerismo, estos es las mayoritarias que responden a Néstor, y las minoritarias de Cristina.

Como en todos los feudos en los que el poder tiene que ver con el apellido y no con las capacidades, también se mezclan aquí peleas de familia con la administración de los asuntos públicos. En ese sentido, el joven Máximo Kirchner ya es un nuevo actor político de peso en la helada Santa Cruz.

La caída

El derrumbe de Sancho funciona en términos simbólicos como la contracara de la salvaje destitución del votado Sergio Acevedo, como este decadente Rey Lear santacruceño, en el que los hermanos kirchneristas se enfrentan como enemigos.

Acevedo siempre estuvo más cerca de Cristina que de Néstor, y esto lo distanciaba por propiedad transitiva de los pingüinos más cercanos al presidente, esto es Julio de Vido, Lázaro Báez y Rudy Ulloa Igor. Los elegidos para manejar ese cruce impúdico de poder político y negocios privados, que define la política kirchnerista.

La sombría renuncia de Acevedo fue así un golpe de Palacio de Ulloa y sus compinches, que pasaron a tomar con Sancho el control directo de Santa Cruz. Realidad que explica el notable fastidio que Cristina Kirchner hizo trascender a los medios en aquellos días aciagos.

Claro que como decía otro famoso líder de las estepas de Mongolia, el implacable Gengis Kan: "Conquistar un país a caballo es fácil, desmontar y construir una nación es difícil". Y fue la tarea de gobernar la que signó el fracaso de Sancho, que fue en realidad la ruina de Rudy.

El primer síntoma de la inevitable caída, como suele suceder, fue la soberbia. "No se le puede decir nada, no acepta ningún consejo, está enfermo de poder", fue palabras más palabras menos, la frase que meses atrás Máximo Kirchner le dijo a su madre.

La embestida del hijo -avalado por la madre- contra el alter ego del Presidente, provocó una crisis de proporciones, que hasta puso en paréntesis el proyecto presidencial de Cristina. La respuesta del Presidente y los suyos fue: "Vos pusiste a Acevedo y mirá como termino, ahora dejalo tranquilo a Rudy".

Este drama doméstico -que como en todo sistema feudal devino en institucional-, era observado por otros actores políticos de Santa Cruz, sin tanto acceso a la intimidad de Olivos, pero con más votos que Rudy, con deleite.

"Dejen que avance, sólo se va a cavar la tumba", era la imagen funeraria de los hombres que se preparaban para el recambio. La táctica no era nueva. En las épocas de Kirchner gobernador, los viejos peronistas sabían que la única manera de hacer retroceder al "Lupo" era dejar que sus apuestas más estúpidas le terminaran estallando en las manos: "Es en el único momento que retrocede, recién cuando está acorralado abre el juego y llama a los viejos aliados", comentó un veterano de la política santacruceña.

Pobre Alicia

El segundo acto de la caída de Sancho se está desarrollando en este momento y es algo más complejo, ya que las líneas se cruzan, como suele suceder en política cuando prevalecen los intereses personales.

El plan de salida de Rudy Ulloa Igor se llama Alicia Kirchner. El ex chofer fogonea la candidatura a gobernadora de la hermana presidencial en sus medios santacruceños con operaciones de prensa dignas de su experiencia en el ramo.

Este medio informó que el mismo día de la caída de Sancho una extraña euforia invadió los despechos del Ministerio de Planificación y el propio Julio de Vido exclamó: "Ahora sí, el candidato a gobernador voy a ser yo".

Días después, Alicia Kirchner sufrió el escrache y los huevazos que terminaron por debilitar su candidatura a gobernadora.

Lo interesante es que en este particular coinciden los intereses del poderoso ministro y la Primera Dama. Cristina Kirchner nunca se llevó bien con la hermana de su marido, y no termina de acomodarse a la idea de una Alicia gobernadora.

Ropa limpia, negocios sucios

"El gobernador va a ser Peralta, vos no te metas más", fue la orden presidencial a un demudado Rudy. En las horas críticas de la caída de Sancho, la vieja guardia santacruceña, insistió en la presencia del ex cadete en el momento de la definición. Querían curarse en salud, ante futuras conspiraciones.

"Una cosa es ser empresario y otra tener plata. El empresario es Lázaro, Rudy solo maneja la plata de los negocios en los que nadie se quiere meter", fue la explicación de la notable, aunque limitada, influencia de este ex cadete, sobre el Presidente.

En la reunión, en Buenos Aires, en la que se decidió la caída de Sancho y su reemplazo por Peralta, además de Rudy estaban Cristina, De Vido y dos intendentes de Santa Cruz, en representación de toda la estructura política del kirchnerismo que tiene que lidiar con el día a día de gobernar la explosiva provincia.

En esa cumbre dos ausencias brillaban con escándalo, revelando que algunos temas siguen siendo patrimonio exclusivo de aquellos que por nacimiento o adopción, ya portan ADN santacruceño: ni el jefe de Gabienete Alberto Fernández, ni el ministro del Interior, Aníbal Fernández, participaron del encuentro en el que se decidió el futuro institucional de una provincia.

"Si tenés tantas pelotas, vení a cagarte de frío"

La frase corresponde al secretario Legal y Técnico de la Presidencia, Carlos Zanini, y el destinatario es el ministro del Interior, Aníbal Fernández. Este cordobés radicado en Santa Cruz, maoísta en sus orígenes y "materia gris" del kirchnerismo, recibió del Presidente el encargo de volar a Santa Cruz para garantizar una transición ordenada de Sancho a Peralta.

Palpando el explosivo clima social de la provincia en el territorio, Zanini extremó sus dotes de negociados y salvo unos silbidos, pudo cumplir con su tarea con relativo éxito.

Ubicado en lo que los comandos norteamericanos denominan "el punto de contacto", Zanini sufrió en esas horas críticas la tensión propia del poder en juego. Y mientras conciliaba con docentes, estatales, gendarmes, policías provinciales, y las distintas líneas del kirchnerismo, recibió el inoportuno llamado del ministro del Interior, que se quería "subir" a la negociación del momento.

Dolido porque Zanini lo había relevado en los hechos del mando sobre las tropas de Gendarmería apostadas en Santa Cruz, Aníbal no tuvo mejor idea que llamar al secretario Legal y Técnico para hacerle una escena de celos.

Luego de los insultos correspondientes, Zanini cortó el teléfono y según comentó una fuente santacruceña, se lo escuchó decir, bien fuerte: "Este p… no hizo mierda por el tema y ahora rompe las pelotas, porque no vino a cargarse de frío si tiene tantas pelotas como dice".

El Obispo y Sayago

Monseñor Juan Carlos Romanín, obispo de Río Gallegos no es un actor desinteresado en este juego. El brusco viraje de sus críticas furibundas al kirchnerismo, al que poco menos acusó de ser una versión patagónica del fascismo de Mussolini, a la bondadosa actitud conciliatoria de estas horas, tiene su correlato político.

Romanín nunca se llevó bien con Rudy Ulloa y por el contrario tiene muy buena relación con Peralta y otros integrantes de la vieja guardia santacruceña.

Lazos que se pusieron a prueba durante la crisis desatada por la muerte del policía Jorge Sayago -que sigue sin esclarecerse-. En aquellos días negros, tomaron el control de la situación política De Vido, Peralta y el propio Romanín. En Santa Cruz, todos recuerdan que a Rudy directamente le prohibieron pisar la zona.

Por aquel entonces, trabajadores y sindicalistas de la zona habían anticipado al ex cadete presidencial que podía desencadenarse una crisis fea en la zona, pero Rudy estaba ocupado en otros asuntos y no le dio mayor importancia a las advertencia. Como se sabe, no hay peor sordo que el que no quiere oír.


Urgente 24

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