sábado, 12 de mayo de 2007

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El escenario

Kirchner prueba otro libreto

Por Mariana Verón
Enviada especial


RIO GALLEGOS.- El reclamo viajó 2700 kilómetros y recaló en la Casa Rosada. La decisión de último momento de echar al ministro Daniel Varizat, un hombre que el presidente Néstor Kirchner había enviado a la provincia tras la renuncia de Sergio Acevedo, puede ser el oxígeno que la nueva gestión necesita para controlar la crisis.

La carpa instalada frente a la gobernación, que dejó de ser exclusiva de los maestros, reclamaba a gritos la salida del funcionario que había acusado a un manifestante de clavarse una barreta en el pie durante la manifestación que terminó en represión y que selló la suerte de Carlos Sancho.


El Presidente escuchó. Pero también pareció darle al nuevo gobierno algo de cuerda para actuar con autonomía: al menos, nada de enviados especiales para el gabinete. Son muestra de ello los dos nombramientos de anoche. Uno es el de Daniel Peralta como gobernador; el otro, el del reemplazante de Varizat, el técnico Pablo González.


Ambos tienen un buen vínculo con Kirchner, pero pueden mostrar algo de juego propio. Peralta es un hombre que algunas veces supo rebelarse contra el Presidente. González es un abogado local, fiscal de Estado, que si bien conoce desde hace muchos años al Presidente, tiene escasa militancia política.


El secretario legal y técnico, Carlos Zannini, explicó ayer a LA NACION que se eligió a Peralta, simplemente, para mantener la institucionalidad: "No hubo manejos. Lo importante era que fuera un hombre que hubiera sido elegido en las elecciones". Peralta integró en segundo lugar la lista de candidatos a diputados en 2003, fue la justificación. "Hicimos todo lo posible por mantener el respeto a las instituciones y la voluntad popular", insistió Zannini, emisario de Kirchner para monitorear el traspaso del poder.


La noticia de que el gabinete iba a mantenerse en pleno había crispado los ánimos de los manifestantes en la noche en la que Santa Cruz durmió sin gobernador. Era tal la bronca, que cualquier persona de parecido físico con Varizat que rondara los jardines externos de la casa de gobierno local recibía los más feroces insultos.


Cuando renunció Acevedo, hace 14 meses, la prioridad del Presidente había sido ponerse al mando. Voló a Río Gallegos tras la dimisión para "blindar" a Sancho. Trajo en el avión a su gente para el gabinete: Varizat y el ministro de Economía, Juan Bontempo.


Esta vez, Kirchner evitó mostrarse aquí, frente a una rebelión que convierte su tierra natal en un lugar hostil. Dejó como figura a su hermana Alicia, que deberá superar la crisis si quiere ser la próxima gobernadora.

LANACION.com

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