martes, 17 de abril de 2007

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El humor especial

La Picada, un espacio que no es para calientes

Arde la nave

El barco comenzó a incendiarse. Parecía algo controlable, pero al poco tiempo quedó claro que esta vez no era así. Este incendio era distinto, venía de abajo y era muy fuerte. La nerviosa tripulación, al principio, trató de convencerse de que no pasaba nada. Y pretendió seguir el intrascendente rumbo fijado hace largo tiempo. Nunca había ocurrido nada inesperado, ¿por qué iba a pasar ahora?
El fuego siguió y llegó hasta la comandancia de la nave, que jamás había pasado una jornada de zozobra.
Siguieron actuando como si nada, hasta que todo se hizo insostenible. El rumbo se había perdido, el orden también. Todo ardía. El calor interior era insoportable. Las brújulas estallaron. Las bitácoras y los órdenes del día se quemaron.
No quedó más alternativa que escapar del lugar. Ese lugar donde los jefes se jactaban de manejarlo de taquito, con una sola mano.
Cundió el pánico y la desesperación de los cómodos habitantes de la embarcación. Como siempre ocurre, las ratas más pequeñas huyeron primero por las ventanas y escotillas que encontraron.
Los distintos compartimientos seguían ardiendo, mientras todos querían salvarse. Las ratas más gordas se fueron al final, salvadas por una balsa blanca que en realidad era azul marino. El fuego siguió, sin que nadie lo pudiera frenar.
No, amigo lector. No es el rompehielos Almirante Irízar.
Es la Cámara de Diputados de Santa Cruz.


Llego la hora, muchachos

Los señores llevan casi cuatro años de vacaciones muy bien remuneradas.
Dedican sus extenuantes ¡¡DOS!! Sesiones por mes a aprobar temas de elevado nivel y gran preocupación para el pueblo al que dicen representar, como el poncho santacruceño y declarar de interés provincial una feria de platos de un centro de jubilados en Tres Lagos o el festival de malambo, tango y chacarera de Bajo Caracoles.
Mientras tanto, Santa Cruz carece de una Ley de Medio Ambiente o una ley actualizada de Coparticipación, entre otras urgencias.
Los diputados por pueblo son pobres gestores de trámites para los pocos amigos que les quedan en sus ciudades.
El representante de la Capital cuida celosamente el césped de la casa del Presidente.
No hay debate en comisiones ni en el recinto.
Debaten en los asados y en el Casino. Cada vez que cobran los varios miles que reciben de sueldo, se burlan repetidamente de la gente que alguna vez los eligió. Pero como decía el General, “el pueblo hace tronar el escarmiento”.
El jueves, por única vez, sintieron muy de cerca la presión de la gente.
Como no podía ser de otro modo para seres acostumbrados a la vida fácil y sin preocupaciones, luego de permanecer por un rato mudos y aterrorizados en el recinto, se escaparon por donde pudieron.
Algunos huyeron por las ventanas, como asaltantes.
Otros se abalanzaron dentro de un móvil policial usado para trasladar reos de alta peligrosidad.
El patético final nos lleva a recordar la gloriosa mañana de hace cuatro años, cuando juraron desempeñar lealmente el cargo de diputados.
Es bueno hacerles acordar también que el final del juramento decía: “Si así no lo hiciera, Dios y la Patria me lo demanden”.
Bueno muchachos, llegó la hora.
A rendirle cuentas al pueblo.


La discoteca del gobierno



En medio de tantos dolores de cabeza, nuestros talentosos gobernantes igual se hacen un tiempito y dedican sus mentes al esparcimiento.

La Picada en exclusiva tuvo acceso a las preferencias musicales de las autoridades y le cuenta a sus lectores cuáles son los temas que escuchan mientras pasean en sus lujosas camionetas:

Carlos Sancho: SE VIENE EL ESTALLIDO (La Bersuit)
Roque Ocampo: MAL BICHO (Vicentico)
Juan Bontempo: SI NOS QUEDARA POCO TIEMPO (Chayanne)

Daniel Varizat: ME VOY (Julieta Venegas)
Judit Forstmann: CUANDO PASE EL TEMBLOR (Soda Stereo)
Alicia Kirchner: TE LO AGRADEZCO, PERO NO (Alejandro Sanz)

Fuente: Redacción Tiempo Sur

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