jueves, 22 de marzo de 2007

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LANACION.com

El año electoral: no cesa el conflicto gremial en la provincia del Presidente

Fue masiva la protesta en Santa Cruz

Entre cinco mil y siete mil manifestantes se movilizaron por el centro de Río Gallegos en reclamo de mejoras en los salarios

RÍO GALLEGOS.- Muchos hablan aquí de hartazgo y del fin de una época. A 3000 kilómetros del ventoso y apacible pago chico en el que hace veinte años comenzó su carrera hacia la presidencia, Néstor Kirchner debió tolerar la manifestación opositora más importante de los últimos quince años, centrada en su figura y en la del gobernador Carlos Sancho.

En la tarde de ayer, y ante el deliberado silencio oficial, entre cinco mil y siete mil manifestantes (de 196.000 habitantes) tomaron las calles del centro de esta ciudad, cantaron consignas contra el gobernador y acompañaron la protesta encabezada por el gremio docente en reclamo de mejoras salariales, protesta que contó con la adhesión de los trabajadores estatales agrupados en ATE, personal legislativo, judiciales y la autoridad máxima de la Iglesia en la provincia, el obispo Juan Carlos Romanín.

La bulliciosa protesta, que comenzó con un acto en la esquina de Roca y San Martín y culminó con una marcha hacia el Consejo de Educación y los ministerios de Asuntos Sociales y de Economía, evitó a último momento pasar por la gobernación y por la residencia particular del Presidente, fuertemente custodiada por cerca de 70 gendarmes apostados desde temprano en cada uno de los accesos.

A la protesta y paro docente, que ya ingresó en su tercera semana y es impulsado por la Asociación de Docentes de Santa Cruz (Adosac), se le sumó ayer un paro de actividades en una decena de hospitales provinciales adheridos a ATE.

Durante el acto de ayer, los gremios especificaron los reclamos que los unifican: aumento del salario básico, apertura de las paritarias, y el blanqueo de los salarios en negro. Los docentes, en particular, siguen rechazando el aumento del 15 por ciento en las asignaciones dispuesto por el gobierno provincial, por considerar que esa suma no se incorpora al sueldo básico.

"Aquí, desde 1991 -fecha en que Kirchner fue elegido gobernador-no se discuten aumentos en paritarias, y cada incremento lo decide el gobernador", se quejó ante LA NACION Pedro Muñoz, secretario general de Adosac.

"Sancho es muy soberbio y eso que acá el que gobierna de verdad es Kirchner", agregó el secretario de ATE y titular de la CTA local, Alejandro Garzón.

El gobierno provincial, en tanto, prefirió no contestar. Fueron pocos los funcionarios de alto rango que se dejaron ver en la Casa de Gobierno, y ante la consulta de LA NACION prometieron respuestas que nunca llegaron. El gobernador Sancho, según se informó, estuvo reunido con sus ministros, aunque no trascendieron mayores detalles.

A última hora de anteayer, el ministro de Economía provincial, Juan Bontempo, había reiterado la postura oficial. Afirmó que Adosac es un "gremio pequeño", los acusó de impulsar un conflicto "político" y señaló que los docentes ponen a los hijos de los habitantes de la provincia "de rehenes" y procuran "manipular a los padres". Y reiteró que no negociará bajo presión. "Acá la política de salarios la fija el gobierno provincial", aclaró.

El acto

Alrededor de las 16, y al ritmo de bombos y bocinas, gruesas columnas de docentes, estatales y judiciales comenzaron a llegar al punto de encuentro. Eran, en su mayoría, mujeres jóvenes, que se mezclaban con gremialistas de pelo largo y muchos chicos en edad secundaria.

"Hace 17 años que el pueblo estaba dormido y no podíamos seguir así, sin dignidad", se desahogó ante LA NACION Marcela Cepernic, docente y nieta de Jorge Cepernic, gobernador en la década de los setenta, llegada desde El Chaltén.

"Autoridades del gobierno nos revisaron los papeles del colectivo en el que veníamos, no nos dejaban llegar", se quejó José Mellado, docente de Puerto Deseado.

Subido a la base de un mástil en el que flameaba la bandera argentina, el docente Francisco Sevilla leyó un comunicado conjunto en el que los docentes repudiaron "la inoperancia de los funcionarios que como única respuesta dicen: con ustedes no dialogamos". También cuestionaron "las amenazas, los aprietes y la militarización de nuestra comunidad", con relación a los gendarmes, llegados en la madrugada de ayer para custodiar la residencia del Presidente.

El obispo de Río Gallegos, Juan Carlos Romanín, sorprendió a propios y extraños con un discurso de apoyo a los manifestantes.

"La paz social se encuentra amenazada [ ] todo reclamo debe ser recibido, escuchado y gestionado por las autoridades", afirmó el prelado, y pidió que se abra "una instancia de diálogo" ente el Gobierno y el gremio (de lo que se informa aparte).

Crecieron entonces los cánticos contra el gobernador. "Se va a acabar, se va a acabar, la dictadura provincial", coreaban.

La dirigente de izquierda Milagros Pierini acusó a Kirchner de "utilizar espuriamente el discurso de derechos humanos cuando nunca se preocupó por ellos como intendente ni como gobernador".

Luego de un corte por problemas de audio, se leyeron adhesiones de la UCR, ARI y partidos de izquierda. "Apoyamos esta lucha que protesta contra un gobierno autista manejado por control remoto desde Buenos Aires", afirmó a LA NACION el diputado provincial radical Omar Hallar.

Por Jaime Rosemberg
Enviado especial


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