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Como fue
Ladran, Sancho: mejor andate
Jorge Lanata
“—Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie.
—¿Y ahora qué sucederá? ¡Bah! Tratativas pespunteadas de tiroteos inocuos y, después, todo será igual pese a que todo habrá cambiado.
— una de esas batallas que se libran para que todo siga como está.”
De El Gatopardo, escrito por Giuseppe Tomaci Di Lampedusa (1896-1957), llevado al cine por Luchino Visconti en 1963, con Burt Lancaster, Claudia Cardinale y Alain Delon.
Después de diez semanas de paro docente, veinte heridos en diversas manifestaciones, cinco bombas molotov, un auto incendiado, un local gremial y otro partidario apedreados y una decena de marchas que congregaron entre dos y diez mil personas en una ciudad de ochenta mil habitantes, el Gobierno nacional decidió remover al gobernador formal de Santa Cruz y reemplazarlo por quien venía desempeñándose, hace algunas semanas, como gobernador paralelo, el diputado en uso de licencia Daniel Peralta, titular de Yacimientos Carboníferos Fiscales de Río Turbio. Peralta saltó desde su sillón en el yacimiento, canceló su licencia como legislador, volvió a la uniCámara de Santa Cruz, forzó la renuncia de la sucesión natural del gobernador, la vicepresidenta del cuerpo, logró mayoría automática y, finalmente, fue electo.Todo en un trámite que duró menos de veinticuatro horas y que pudo lograrse gracias a un llamado telefónico del presidente K el miércoles a la noche, de su celular al del jefe de
—Chango, decile a Peralta que venga para Olivos. Se va Sancho. Y el Chango fue y le dijo. Peralta, que llevaba entonces dos días parando en la casa de Icazurriaga en Buenos Aires (una manera de permanecer “en boxes”), llegó a Olivos antes de la medianoche. Alberto F fue, esta vez, el último en enterarse: por eso los diarios del jueves todavía insistían en que no iba a haber recambio alguno.A la una de la mañana, el gobernador “electo” (por el Presidente) se comunicó en Río Gallegos con el obispo Romanín: luego de disculparse por la hora, le comunicó la buena nueva, invitándolo a su acto de asunción. Romanín se excusó, amablemente:
—Justo ese día tengo un viaje programado –le dijo. Lo que el Gobierno insiste en presentar como el final de la batalla de Santa Cruz no parece percibirse así por parte de la población: aunque hay quienes le reconocen a Peralta mayor “cintura política” que la de Sancho y se congratulan con la renuncia del ministro Varizat, no olvidan que el conflicto de la provincia trascendió hace mucho el salario docente. ¿Por qué una provincia con 1.480 millones de pesos de Presupuesto para doscientos mil habitantes, con seiscientos millones destinados a obra pública y una cifra incierta entre 500 y 1.000 millones de dólares navegando entre Suiza y paraísos fiscales, que recibió 2.500 millones de pesos en los primeros tres años de gestión K, está en crisis?
YO TE DIJE
“Crisis, ¿qué crisis?” Hasta hace pocos días, el Gobierno nacional se negó a ver, en Santa Cruz, lo evidente. Mientras el saliente gobernador Sancho pescaba en
Luego de que el asesinato de Sayago y la polémica sobre el eterno retorno de los fondos alejaron a Acevedo del Gobierno provincial, el agente inmobiliario Carlos Sancho se hizo cargo de un poder virtual manejado desde Buenos Aires. De hecho, mantuvo a la mayoría del Gabinete ya designado desde
Lo mejor del discurso paranoico es que todas las conspiraciones cierran: mientras el Gobierno insiste en difundir que el camionero psicótico que volcó frente a la ex casa del presidente en Río Gallegos pertenecía a una especie de célula dormida de Al Qaeda financiada por los maestros en huelga, otros se preguntan por la rapidez y eficiencia con que, tanto
La causa, como era previsible, se manipuló y más tarde dos nuevos elementos se sumaron en paralelo a la crisis: el relevo del comandante mayor Ayala, de
La vendetta llegó de Olivos después del incidente del camión: Ayala fue sustituido por Roberto Caserotto, uno de los felices propietarios de tierras fiscales en El Calafate, quien desembarcó junto a trescientos gendarmes. Lo de Caserotto, en realidad, era un retorno: ya había tenido destino en Río Gallegos, de donde tuvo que salir en 2005 después de chocar en estado de ebriedad contra una columna de alumbrado.
El viernes 4, cuando ya no estaba de turno el fiscal Andrés Vivanco, Varizat solicitó ante su par Gabriel Giordano (denunciado por empleados de
La actitud del Gobierno nacional hasta entonces fue ignorar el conflicto o azuzarlo con declaraciones provocadoras.
“Como dice Manolo (por Quindimil), la política tiene la gratitud y la ingratitud. La ingratitud se siembra con cosas como las que me tocó vivir a mí en el día de ayer, donde unos cobardes patoteros fueron a atacar una casa que, obviamente, es mi casa. Pero lo peor, la cobardía más grande de esos patoteros que dicen defender la educación fue el ir a ver a mi madre, que tiene 86 años, y a tratar de insultarla o la insultaron”, dijo el Presidente en un acto en Lanús. Y, en su descripción, fue más allá: “No me van a asustar por más que hagan actos como los que cometieron ayer con la pobre vieja que estaba sola y que me llamaba por teléfono para preguntarme: ‘Qué hago, Nestor?’”.
La casa de María Oistoc, la madre del Presidente, está ubicada a una cuadra de la ex casa del Presidente y pegada a lo que fue el domicilio de Alicia K. El episodio del “escrache” a la casa de la señora nunca existió: según aseguraron diversos testigos a PERFIL, la marcha pasó por ahí como por tantas otras casas, pero la señora Oistoc no estaba en casa y ni siquiera se plantearon molestarla. Mientras el Presidente dice que recibió un llamado materno preguntándole qué hacer, diversas fuentes aseguran a este diario que la señora Oistoc se encontraba entonces en Punta Arenas, donde tiene varios familiares en el barrio croata, o en la quinta de Olivos, donde habitualmente reside y se ocupa de cuidar a Florencia Kirchner.
A esa altura del conflicto, el Gobierno ya había decidido echar lastre con Sancho y apostaba a un enroque pidiendo la renuncia del intendente radical. En el aire de Radio 10, Oscar González Oro era entrevistado por Alberto Fernández (¿o fue al revés?):
GONZALEZ ORO: Lo cierto es lo que usted dice, ministro, que un intendente no puede ponerse al frente de una patota. Estamos hablando de actos que tienen que ver con actitudes patoteriles.
ALBERTO F: También hay que recordar que hubo muchos policías heridos, a los que les pegaban con barretas. Están las imágenes que pasa la televisión, cómo corrían con barras de hierro y golpeaban a los policías.
GONZALEZ ORO: Roquel hoy tendría que irse a casa, por lo menos.
ALBERTO F: A mí me parece que Roquel es un particular responsable de lo que ocurrió ayer.
—¿Qué situación social? –se indignó Aníbal F en Crónica TV cuando le preguntaron por “la situación social que ha motivado estos inconvenientes”–. Permítame que lo corrija: situación social, ninguna –dijo–. También se enojó en Radio
UNA HISTORIA TURBIA DE PERALTA
Cuando a mediados de marzo el nombre de Peralta sonaba fuerte como eventual reemplazo de Acevedo, el Gobierno decidió dejarlo un año más en su puesto de Río Turbio “para garantizar la continuidad del esquema de inversiones”. Al poco tiempo una denuncia penal cayó sobre Peralta y muchos se congratularon de haberlo dejado en su puesto clave, pero de perfil bajo: el gremialista de ATE Santa Cruz Luis Héctor González y el diputado ARI Adrián Pérez lo denunciaron entonces por “asociación ilícita, fraude y cohecho” en lo referente al llamado a licitación 18/2005 para contratar trabajos de “reacondicionamiento de vías, obras de arte y obras complementarias en el ramal ferro-industrial Río Turbio-Puerto Loyola”.
El presupuesto oficial era de 62.922.110 pesos y la obra fue adjudicada por De Vido y Peralta a una UTE integrada por Benito Roggio y Esuco SA por 108.188.029 pesos, un 71% más de lo que pensaba gastarse. Roggio integra junto a Metrovías el Grupo Techint y, en la fecha de presentación, estaba embargada por Rentas de
Sonriente, con el puño en alto, jean y campera de cuero, Daniel Peralta se convirtió en el tercer gobernador de Santa Cruz en un mismo período.
Cree –según les confesó a sus allegados– que este conflicto se arregla “con muñeca y plata”.
Si los números tienen razón, su fórmula no alcanza: un trabajo del Centro de Estudios Nueva Mayoría conocido esta semana asegura que el cacerolazo está reapareciendo como expresión de protesta en los sectores urbanos, bajo la consigna del “que se vayan todos”.
En Santa Cruz ya ha habido tres entre abril y lo que va del mes de mayo. En Neuquén, dos. En los cinco meses de 2007 se produjeron ocho: vecinos de Flores por los cortes de luz, trabajadores del Garrahan en reclamo de aumentos, otros vecinos reclamando mayor seguridad.
Entre diciembre de 2001 y marzo de 2002, fueron 2.014: diecinueve por día. Seis años después, nadie parece haberlos escuchado.
PERFIL.com










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