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La provincia de Santa Cruz transita por horas fundamentales que mucha gente percibe como una virtual revolución social, pacífica y en calma pero activamente movilizadora y otra entiende que es un problema coyuntural o un virtual desajuste de algunos ineptos que no han sabido mantener atada a la majada.
Luego de ver lo que sucede en todas las movilizaciones, pero fundamentalmente en las últimas dos que transcurrieron en horarios nocturnos, debo decir que solo un ciego espiritual puede negarse a sentir lo que transmite el pulso social y un sordo sensorial puede permanecer indiferente ante lo que clama el pueblo.
Si Carlos Sancho se va o se queda es un dato menor. Si Varizat y Bontempo, junto con Esteban y Ocampo se corren a un costado para ser sustituidos por otros de igual valía, es algo que sinceramente al pueblo no lo conmueve. Si los que están se desbandan y corren despavoridos por miedo al castigo político a refugiarse en cualquier rincón oscuro de un Ministerio nacional, poco importa porque constituye parte del folclore que en estos últimos cinco años se observa en la provincia.
Lo realmente importante es lo que viene; entiéndase por tal, aquellos que renueve lo viejo y gastado que inexorablemente ha caducado en Santa Cruz, entre ello la vieja política desplegada por el propio presidente Kirchner.
Si aquel que tenga la enorme tarea de poner remiendos a este desquicio político y social no llega con un pan abajo del brazo, léase: caída de la ley de emergencia económica, apertura de paritarias, recomposición inmediata del básico y readecuación del presupuesto corrigiendo sustancialmente los desvíos hacia la “obra pública”, va a tener un negro destino en este marco provincial, ante esta sociedad deschavetada que se cansó de tanto dirigismo y ante un pueblo cansado de la mentira y el curro de unos pocos.
Los que están podrán ser sustituidos como las piezas de un tablero, o se desbandarán como normalmente ha ocurrido en otros momentos históricos de la provincia, sin ir más lejos cuando Acevedo hacía que gobernaba y sus Ministros desfilaban a su alrededor como en una pasarela de modelaje. Pero lo que no va a ocurrir en esta oportunidad es que quien venga a emparchar el barco, goce de tanto tiempo y crédito como para llegar al mes de octubre dilatando una solución.








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